Desde la infodemia hacia la normalidad

El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, recibe en La Moncloa a una importante delegación china encabezada por el encargado de negocios de la Embajada de China en España, Yao Fei (al centro).

Por AUGUSTO SOTO*

Paralelamente al combate contra el coronavirus, China está volviendo escalonadamente al trabajo. Y de manera similar, el mundo también volverá a una más normal percepción de esta realidad, para enfrentar los desafíos y oportunidades de 2020, que son múltiples.

¿Porque acaso este virus es el fin del mundo? Hasta ahora no lo es en absoluto, pero hay una corriente de opinión internacional que tiende a reforzar esta idea. Sin embargo, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) –que se mantiene en contacto con China en todo momento–, cuando se enfrenta una epidemia rápidamente surge una epidemia de información, o sea una “infodemia” (infodemic en inglés). Así ha definido concretamente la situación que estamos viviendo a lo largo de la primera semana de febrero Sylvie Briand, directora mundial del Departamento de Gestión de Peligros Infecciosos de la OMS, quien ha agregado que la epidemia no constituye una pandemia, pese al aumento de las personas afectadas, muy principalmente dentro de la provincia de Hubei, que es la que concentra abrumadoramente la mayor cantidad de todos los casos. El término pandemia se reserva solo para una propagación vírica mundial con múltiples focos.

El índice de letalidad actual sigue situándose en torno al 2,0 % (el virus del SARS de 2003, que comparte características con el actual, tenía varias veces más letalidad). Y a escala global, el número de víctimas fatales continúa muy por debajo de distintos virus conocidos, como el de la gripe estacional. Por ejemplo, el año pasado EE. UU. (con una población casi cinco veces menor que China) tuvo 13 millones de personas infectadas por la gripe estacional, lo que provocó 10.000 víctimas fatales. Cifras proporcionalmente comparables se dan a lo largo y ancho de Europa cada año.

Datos apenas mencionados 

Sorprende que a lo largo de esta semana en varios medios de información de alcance internacional no se incida en (o apenas se resalten) contextos que ayuden a entender mejor el alcance de la epidemia. Primero, no se explica convenientemente a los lectores que los casos detectados han seguido aumentando, inevitablemente, porque con el regreso de las vacaciones por el Año Nuevo chino se produce el mayor desplazamiento de personas en la historia de la humanidad en el país más poblado del mundo (que es la suma de habitantes de las tres Américas, desde Alaska hasta Tierra del Fuego), más la suma de habitantes del hemisferio norte (entre Lisboa y Vladivostok). 

Segundo, no se insiste suficientemente en que esta vez el regreso de las vacaciones se está produciendo escalonadamente, lo que constituye una medida de primerísima importancia. Y esta medida fundamental, que aún afecta la reinserción de personal en distintas industrias y departamentos organizacionales a lo largo y ancho del país-continente, hace que parezca que las cosas están descontroladas o que el ser humano está a merced del virus. 

Tercero, poco se informa de que la quietud que se aprecia en tantas carreteras y avenidas (con población retornada o aún por retornar a sus ciudades de origen y relacionada con la prevención sanitaria, excepto en Hubei) es precisamente un signo de paulatino regreso a la normalidad. Con un sistema de turnos y, en importante medida, gracias a las autopistas de la información, los ministerios, las empresas (grandes y pequeñas), las editoriales y los bancos están trabajando. Así también las universidades y colegios consideran reforzar la actividad online. O sea, no hay una parálisis, sino que es un reajuste en el que la actividad continúa. 

Cuarto, en cuanto a los extranjeros en China: faltan más reportajes sobre ellos. Es obvio que una importante proporción ha elegido salir del país para regresar en un futuro oportuno. Pero paralelamente, y esto es menos conocido, una proporción de ellos, con largos años de experiencia en China, está volviendo o ha permanecido allí durante todas estas semanas. No ven las cosas tan dramáticamente ni mucho menos. Simplemente recuerdan el breve trayecto temporal que tuvo el virus del SARS de 2003 y se atienen a los datos empíricos y a lo que ven con sus propios ojos.

Quinto, paralelamente, es cierto que aún no hay una vacuna. Sin embargo, hay que considerar que la vacuna para el SARS se encontró después de que remitiera completamente y a los pocos meses del brote. De manera que continuamos con la emergencia internacional, pero vistos los datos de la tozuda realidad precedente, a nadie conviene ideologizar al actual virus. Hacerlo supondría solo perjuicios en el comercio y las cadenas de montaje globales, actualmente mucho más interconectadas que en 2003.

El calendario internacional 2020

Ahora bien, hay una comprensible preocupación entre gestores e inversores de varios países situados en la Ruta de la Seda: han de conciliar los proyectos con las expectativas concretas basadas en actores que están en China y fuera de ella. Naturalmente, sería preocupante que proyectos que a menudo implican inversiones colosales se retrasasen más allá de una razonable pausa. Porque una interrupción en regla incrementaría los riesgos de deterioro de materiales y la alteración en cascada de decisiones burocráticas en diversos países con burocracias disímiles. Es un desafío compartido para todos los gobiernos, y tanto para empresas chinas como extranjeras. Este año, por otro lado, debieran celebrarse una serie de eventos relevantes, entre ellos varios relacionados con la Ruta de la Seda, además de una nueva cumbre UE-China en Leipzig y, por cierto, la Exposición Internacional de Importaciones de China en otoño en Shanghai, entre muchísimos otros eventos. Las compañías chinas necesitan preparar planes de contingencia para fortalecer la comunicación. Y algo similar ocurre con sus contrapartes extranjeras. 

Intercambiando

Por otro lado, en estos días la comunidad científica, tanto china como internacional, colabora más que nunca y a contrarreloj en el empeño por encontrar una vacuna realmente efectiva. Probablemente tal colaboración esté llamada a perdurar. Si así fuese, querría decir que la conocidísima lucha cuasi universal contra el cambio climático encontraría el nivel biológico que la complementase, reforzándose así el concepto de que tenemos un destino global compartido. Todavía sería muy pronto para confirmarlo, pero la tendencia pareciera apuntar en esta dirección. 

La crisis sanitaria en el vínculo España-China

Entretanto, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, se ha reunido en La Moncloa con representantes de la Asociación de Chinos en España y el encargado de Negocios de la Embajada de China en España, Yao Fei (actualmente oficiando de embajador), y les ha trasladado el apoyo y solidaridad del Gobierno y de todo el país. Sánchez ha valorado positivamente los esfuerzos de China para lograr una gestión eficaz en las actuales circunstancias y les ha trasladado su disponibilidad para colaborar en la contención de la crisis sanitaria.

Asimismo, ha lamentado las posibles dificultades que la comunidad china pueda estar experimentando en España respecto de una deficiente apreciación de las dimensiones del virus por parte de la población local, y ha hecho un llamamiento a la responsabilidad para seguir garantizando la excelente convivencia con la comunidad china residente, una de las más dinámicas y vibrantes en Europa.

*Augusto Soto es director de Dialogue with China Project y representante en España de China Hoy.

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