El Año Nuevo reina en todos los rincones de Beijing, donde acaba de pasar la Fiesta de la Primavera y los faroles rojos aún se mecen en el viento frío.
Sin embargo, la repentina epidemia del coronavirus ha hecho que en la capital china reine también un ambiente de solidaridad y perseverancia.
Detrás de las mascarillas están el orden, la esperanza y la firme convicción de una población.
Cerca del Palacio Imperial (la Ciudad Prohibida), donde hoy no se ven aficionados a la fotografía como antes. Un niño con un scooter se toma un descanso.Las banderas rojas, los faroles rojos y los nudos chinos cuelgan por toda la calle Beichang. Una mujer pasa con su bicicleta por un templo antiguo.Aunque haya pocos transeúntes en las calles, los limpiadores permanecen firmes en sus puestos.Mediante un moderno sistema se pone en marcha la medición de temperatura a los usuarios del Metro de Beijing. Aquí una de las salidas de la estación Beijing Railway Station.Trabajadores desinfectan todos los rincones del Metro de Beijing: aparatos de seguridad, puertas, ventanas para la venta de billetes, barandillas, ascensores, etc., sin dejar pasar ninguna esquina.En estos días, los vagones del Metro de Beijing lucen con muy pocos usuarios. Pasajeros y trabajadores usan mascarillas conscientemente, mientras que la desinfección del metro ha subido a la categoría más alta.Los pasajeros que bajan en la estación Beijing Railway Station no pueden salir sin pasar por una estricta revisión de la temperatura.En los autobuses, tanto los guardias y vendedores de billetes como los pasajeros usan mascarillas. El grupo Beijing Public Transport se encarga especialmente de las labores de desinfección y de intensificar la ventilación y limpieza de los autobuses, con el fin de garantizar un ambiente seguro a los usuarios.A fin de disminuir los contactos y desplazamientos fuera de casa, los beijineses se abastecen bien en los supermercados. Verduras, comidas instantáneas, leche, entre otros alimentos, se han vuelto los productos más demandados.Ciudadanos beijineses compran alcohol, líquido de desinfección, etc., para mantener la buena higiene en casa.Los mensajeros no descansan en estos días, y con su laborioso trabajo envían también mucho calor a miles de familias en la silenciosa ciudad.La epidemia no impide el entusiasmo de los jóvenes. Aquí pueden verse clientes y empleados en una tienda Apple de la zona de Xidan, la cual ha limitado la cantidad de personas en su interior.En el puente peatonal de Joy City, en la zona de Xidan, no se ve la marea habitual de gente. A fin de evitar la expansión de la epidemia, las tiendas han tomado las medidas correspondientes.El Palacio Imperial (la Ciudad Prohibida) ha sido cerrado al público. La gente solo puede visitar la puerta Wumen. Una lástima para aquellos que habían venido de lejos a recorrerlo.Un visitante extranjero posa ante la Puerta de Tian’anmen en la homónima plaza. El uso de la mascarilla se ha vuelto esencial y deja una profunda impresión en los turistas.Una pareja se abraza en un andén del Metro de Beijing. En este periodo especial también necesitan mantener una distancia segura.Un niño y su padre salen a la calle con mascarillas.Una mujer hace ejercicio como de siempre al lado de un muro antiguo para elevar así su sistema inmunológico.
Si bien esta primavera no ha sido una estación tranquila y feliz, siempre y cuando afrontemos con entereza las circunstancias, aunemos nuestras voluntades y nos esforcemos ante las dificultades, podremos ganar esta guerra contra la epidemia.