XI’AN, 30 oct (Xinhua) — Es música, sí, pero no se sabe de dónde. Cada stand tiene sus propios parlantes que disparan al más alto volumen los ritmos del país al que representa. Es necesario acercarse a cada uno para poder distinguir las melodías.
La música es el primer gancho. Una vez frente al puesto, los anfitriones, todos vestidos con trajes típicos, reciben al visitante con una sonrisa, y en el idioma que este prefiera, inglés o chino, empiezan a hablarle de los aspectos más valiosos de sus lejanas tierras, al tiempo que le enseñan artesanías y fotografías de los lugares de los que se sienten más orgullosos y les invitan a degustar bocadillos de todos los tamaños y sabores. Todos los sentidos quedan seducidos.
Pareciera tratarse de un evento internacional de gran magnitud, pero en realidad la escena ocurre en la tercera edición de Encuentro en Chang’an, el Corazón de la Ruta de la Seda, actividad organizada por la Universidad de Chang’an, ubicada en Xi’an, capital de la provincia noroccidental china de Shaanxi.
El evento de intercambio cultural contó con la participación de más de 300 estudiantes de 34 países de Asia, África y Oriente Medio. Y aunque en un primer momento parecía que América Latina no hacía parte del show, de repente empezaron a flotar en el aire letras de reconocidas canciones en español como “La flor de la canela”, y, finalmente, entre la muchedumbre apareció un afiche con imágenes de llamas, paisajes andinos, la ciudad indígena de Machu Picchu y una enorme bandera de Perú.
Pero tal vez aún más llamativo que el hecho de este fuera el único stand latinoamericano del certamen, era que a su cargo no solo estaba un peruano, sino también representantes de otros dos países: Bolivia y Panamá.
“Esta es una gran oportunidad para mostrar la cultura de nuestros países”, celebra Jemuel Zarabia. Para él, la actividad hizo que la plaza de la universidad se convirtiera en “un minimundo en el que los estudiantes extranjeros y chinos, sin necesidad de viajar pueden conocer en tiempo real todos los aspectos de la cultura de los otros países e interactuar con la gente de esos países”.
Zarabia habló con Xinhua mientras no paraba de ofrecer bocadillos y copas de pisco a las decenas de universitarios que se acercaban deseosos de conocer más sobre la tierra de los incas, y los no pocos que reconocían no saber siquiera en qué lugar del mundo queda Perú.
“Es que China es demasiado lejos”, justifica, para luego insistir en que la mejor forma para que la gente del gigante asiático se haga una imagen real del país andino es el contacto directo.
Este químico farmacéutico recibió una beca del Gobierno de China para cursar una Maestría en Administración de Negocios, al término de la cual planea regresar a Perú a implementar un sistema para automatizar la entrega de medicamentos en las farmacias.
“La entrega manual, que es lo común en Perú y en América Latina, afecta la eficiencia porque hace perder tiempo a los pacientes y congestiona los hospitales”, explica, y prosigue, “por eso quiero llevar tecnología china a Perú para agilizar el proceso, y así proporcionar un beneficio a la gente y a los hospitales”.
Apoyando a Zarabia en la operación del stand está la ingeniera industrial boliviana Yesenia Olivio, quien, también becada, estudia el primero de los tres años de una Maestría en Administración de Ingeniería. Olivio llegó a China atraída por su cultura y por el alto nivel de su industria, del cual busca aprender para encontrarle aplicación en Bolivia, “de modo que el país pueda surgir”.
A pesar de que la carrera es dictada en inglés e incluye algunas clases de chino básico, la joven paceña está estudiando chino por su cuenta y aprovechando cada oportunidad para practicarlo y aprender más, “porque el chino es como el inglés, un idioma internacional, y hoy en día saber chino amplía fronteras y abre puertas”.
Pero su interés por aprender no para allí. “Esta actividad es muy bonita, porque es como armar un pedacito de tierra de cada país en China, y entonces yo quiero aprender todo lo relacionado con la organización para ver si el año próximo yo puedo montar mi propio puesto”.
La misma idea tiene Miguel Zhang, uno de los dos únicos panameños que estudian en esta universidad, y, de hecho, en esta ciudad. Descendiente de chinos y profesional en Farmacia, Zhang llegó a China hace apenas dos meses para cursar Ingeniería en Sistemas y Computación con Enfoque en Ciencia, como uno de los primeros beneficiarios de una beca china después del establecimiento de relaciones diplomáticas entre los dos países.
En el poco tiempo que lleva en Xi’an, lo que más le ha impresionado ha sido la disciplina y puntualidad de la gente, en especial de los estudiantes.
En cuanto al certamen, celebró la actitud abierta de los alumnos tanto chinos como de otros países, y su disposición para aprender sobre Latinoamérica. “¿Y qué hacen un panameño y una boliviana en el stand de Perú?”, le preguntamos. “Todos los latinoamericanos somos amigos, estamos para ayudarnos”, contesta sin vacilar.
Visitantes al quiosco peruano consultados por Xinhua admitieron no conocer mucho sobre Perú, aunque al menos saben que está en Suramérica. Eso sí, coincidieron en que el trago de pisco fue “un buen comienzo”. Uno de ellos, quien prefirió no revelar su nombre, se apresuró a agregar que “la clave” para entablar una amistad con gente de otros países es el idioma. “Yo solo tengo un amigo extranjero. Es de Congo, y nos hicimos amigos porque su nivel de chino es muy alto”, comentó.
Caso contrario ocurre con Marcela Atrisia, de Indonesia, quien es amiga de Zarabia, Olivio y Zhang. “Perú es un país adorable, tengo varios amigos de allí. Me encanta Machu Picchu”. Su compatriota Chaula Imanita Bherti, estudiante de otra universidad, conoce los nombres de varios países de la región, además de los idiomas que se hablan en ella. Le parece también que “la gente latinoamericana es extrovertida, ruidosa y apasionada”, y no duda en afirmar que ama el reggaeton.
La actividad, que contó con el apoyo de numerosas embajadas, incluyó además un desfile de modas.