El reconocido escritor chino Feng Jicai siempre vuelve muy preocupado de sus paseos por los pueblos de su país.
Experto en retratar personajes de las zonas rurales de China, Feng es consciente, a sus más de 70 años, de que pueblos centenarios y hasta milenarios de China están poco a poco desapareciendo.
En agudo contraste con las florecientes megaciudades llenas de rascacielos, la civilización china, durante 5.000 años basada en la agricultura, está perdiendo sus aldeas.
Estos antiguos poblados, que fueron testigos del auge de la cultura de la antigua China y del declive y caída de muchas dinastías, son parte integral de la historia china.
Pero los estilos de vida modernos los están asfixiando. Los aldeanos jóvenes se adentran en el mundo exterior, donde tienen más posibilidades de cumplir sus sueños mejor que en sus pueblos natales.
Las autoridades chinas, conscientes del problema, iniciaron en 2012 un programa de compilación de archivos y recuento para catalogar los antiguos pueblos chinos encabezado por Feng, que también es consejero de Estado.
Más de 4.150 aldeas han sido incluidas en lista de pueblos tradicionales nacionales y se ha decidido preservar 223 de ellas. El progreso es alentador, pero Feng no se permite descansar.
“Entre 80 y 100 aldeas chinas desaparecieron cada día, de 2000 a 2010, un total de 900.000”, señaló Feng. “Preservar nuestros pueblos es preservar nuestro país y una muestra de respeto a la cultura”, defendió.
CÓMO PROTEGER LAS ALDEAS
Incluso los enclaves protegidos tienen problemas.
“El desarrollo excesivo se ha convertido en un tónica habitual a la hora de recuperar los pueblos tradicionales”, señaló Feng. “Algunas aldeas desalojan a los residentes locales y entregan las tierras a compañías turísticas para construir pensiones. Llegan hasta a inventar cuentos populares falsos para atraer turistas”.
“Estos poblados siempre terminan siendo iguales, y si la situación continúa podríamos perderlos de nuevo”, subrayó.
La composición de las poblaciones de las aldeas también causa dificultades.
A principios de este año, un equipo de investigadores se desplazó a la aldea de Da Pin, en la provincia septentrional de Shanxi. Pese a sus 1.500 años de historia, solo tenía 16 residentes, en su mayoría mujeres y ancianos.
“Un pueblo es una comunidad. Si los residentes no pueden ganarse la vida, es natural que los jóvenes se vayan y los pueblos se vacíen”, indicó el literato y político.
“A medida que se acelera la urbanización, los conflictos entre los pueblos tradicionales y la vida moderna crecen, generando un colapso de la cultura tradicional. Es un dilema”, lamentó Pu Jiao, subdirector del centro de protección e investigación de aldeas tradicionales.
Será casi imposible revivir las aldeas sin gente local.
“Deberíamos encontrar la manera de que los lugareños tengan una fuente estable de ingresos, renovar instalaciones, ofrecer apoyo educativo y médico para despertar su conciencia cultural”, dijo Feng. “La reciente ‘revolución de los baños’ es un buen paso”, opinó.
Por otra parte, los esfuerzos por promover la cultura de los poblados continúan. En noviembre se puso en marcha un museo virtual que emplea vídeo, imágenes tridimensionales y otro contenido multimedia para registrar las aldeas con características regionales o étnicas distintivas.
Los visitantes pueden acceder al museo en línea para observar las tradiciones, construcciones e incluso estilos de vida de las aldeas y tal vez ayudar a mantenerlas vivas.
“No hay un patrón fijo para la conservación de las aldeas. Debemos acumular todas los recursos disponibles y abrir las mentes de los funcionarios locales”, concluyó Feng.
(Fuente: Xinhua en Español)