Rafael Ignacio Núñez Alarcón estudia en China como si viviera en su Chile natal. El Wushu entró en su vida en el año 2000 en la escuela Chuanfa y cinco años después ya era campeón nacional en la categoría Nanquan, vara y sable del sur. Wushu, literalmente “Artes Marciales” es el nombre genérico para representar a diferentes disciplinas marciales de China como el Bajiquan, el Taijiquan, el Xingyiquan, entre otras. Es uno de los ocho deportes que aspiran a formar parte de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
Graduado de entrenamiento deportivo, Rafael practica Wushu desde hace más de 15 años. Representó a su país en campeonatos sudamericanos de dicho deporte en 2005, 2007 y 2009. En este último año se graduó de faja negra en la escuela Chuanfa de Chile.
Frescos en su memoria permanecen los recuerdos de su primer viaje al gigante asiático. Fue en el propio 2009 que llegó a Beijing con una beca del gobierno chino para estudiar Wushu en la Universidad de la Capital de Cultura Física y Deporte. “Ese primer año decidí estudiar chino aunque me mantuve entrenando”, rememora. En China existe la especialidad de deportes tradicionales chinos y le ofrecieron hacerla durante cuatro años luego de terminar los estudios de chino. Terminó el año de chino y regresó a Chile otro año.
Mucha dedicación exige el idioma chino. En 2011 Rafael volvió a China, esta vez a la Universidad de Lengua y Cultura de Beijing para perfeccionar el dominio del idioma. Tanto el idioma chino como las artes marciales exigen un profundo conocimiento sobre las tradiciones del dragón asiático.
El Wushu representa a las artes marciales chinas por tradición. Se adapta a cualquier persona (niño, adulto, adulto mayor) en una gran variedad de estilos. Los conocedores de este arte son conscientes de que aunque se dedique toda la vida a su estudio y práctica es imposible saberlo todo. En el año 2011 fue reconocido cuarta generación estilo BU de Xinyiquan en China. Los reconocimientos siguieron llegando ese año al obtener el tercer duan por la Escuela Internacional Lidawuguan y el Centro Fenghuang de Santiago de Chile.
En 2012 comenzó a estudiar kinesiología, especialidad que reúne un conjunto de procedimientos terapéuticos encaminados a restablecer la normalidad de los movimientos del cuerpo humano. Incluye medicina china y occidental, masaje, acupuntura entre otras técnicas de rehabilitación. Durante ese periodo tuvo un profesor chino de acupuntura y masaje, Shi Qinzhen: “Me guió en el proceso de aprendizaje para conectarme profundamente con la cultura china. Actualmente nos mantenemos en contacto”.
Li Qiaoling, su maestra de artes marciales, profesora de la escuela de deportes es otro vínculo que Rafael ha sabido mantener durante todos estos años. “En 2011 la invitaron a dar clases a Chile, yo hablaba un poquito de chino y le serví como traductor allá y ella me tomo como discípulo. Fui el único que vino a China y desde que vine hemos estado en contacto. Este año hemos estado entrenando intensamente, es como una madre para mí… me regaña como si fuera un hijo suyo. Está a punto de jubilarse y es muy reconocida como entrenadora de ese deporte en China”, manifiesta.
En la categoría “formas tradicionales” obtuvo en 2013 el tercer lugar en el Campeonato Nacional Universitario de Wushu en Taian, Shangdong, China. Pero lo mejor estaba por llegar. Durante el Campeonato Internacional de Xingyiquan de ese año en la categoría, manos libres y espada xingyi, obtuvo el primer lugar.
Tras graduarse de kinesiología en la Universidad de Educación Física y Deportes de la Capital hizo prácticas en el hospital Chino-japonés de Beijing durante cuatro meses. “Los clientes eran chinos en rehabilitación neurológica, pacientes internos y personas mayores. Estaba feliz de poder hacer lo que me gusta a pesar de que trabajé en el departamento de masajes, un trabajo intenso todo el día de pie. En la tarde terminábamos muy agotados pero felices. Fue gratificante desde el punto de vista profesional”, confiesa.
El Primer Festival de Taiqiquan realizado en Sanya, capital de la isla de Hainan en el año 2016, coronó la dedicación de Rafael durante todos estos años al recibir el primer premio en la categoría estilo yang tradicional.
Actualmente estudia en la Universidad de Deportes de Beijing la especialidad de Wushu. El entrenamiento diario ayuda a perfeccionar lo aprendido, a descubrir conceptos e ideas nuevas. La mayoría de los estudiantes son chinos, solo tres extranjeros participan en los entrenamientos.
Después de más de 15 años entrenando la humildad de los maestros se impone: “Sigo aprendiendo porque mi entrenadora tiene alumnos de maestría y ellos tiene mucha experiencia y me ayudan a aprender cada vez más. Estoy optando por una maestría en Fisioterapia o rehabilitación deportiva que espero poder obtener”.
Su entrega en los entrenamientos diarios es también la de miles de jóvenes que se esfuerzan por conseguir sueños que tienden puentes entre culturas. La nostalgia no vence el crecimiento espiritual y profesional de Rafael. Lo aprendido con paciente diligencia todos estos años servirá para abrir caminos, despertar el interés de las nuevas generaciones en el mundo hispanohablante que empiezan a descubrir a China.
Las artes marciales chinas emanan de su propia filosofía. Su influencia es notable en este tipo de deportes en todo el Oriente. La filosofía budista Chan (Zen) y estilos externos (duros) y la filosofía taoísta y estilos internos (suaves) son dos ejemplos notables. Tal huella está garantizada con practicantes como Rafael Núñez quien confiesa su gran sueño: “Me gustaría trabajar como kinesiólogo, abrir mi propia clínica y mezclar todo lo aprendido, trasmitir esos conocimientos en las nuevas generaciones para que lo que he aprendido no se pierda. Atender gente, ayudar a la gente”.
