10 de octubre de 2015. Casi 80 años después de la masacre de Nanjing (Nanking), uno de los momentos más oscuros en la historia humana, los registros de las atrocidades fueron agregados el viernes al Registro de la Memoria del Mundo de la Unesco.
Esta es una acción importante de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) pues ayuda a preservar un episodio crucial de la memoria humana y rechaza las mentiras de los derechistas japoneses.
Al señalar que la decisión representa el reconocimiento global de la carnicería, Zhu Chengshan, curador de la Sala Conmemorativa de la Masacre de Nanjing, dijo que “a partir de ahora, cualquier acto de negación (de la masacre) será inútil”.
Durante muchos años, algunos conservadores y nacionalistas japoneses han estado negando las atrocidades e inventando narraciones ridículas sobre la masacre. Aún ahora, el gobierno japonés sigue prefiriendo el término “incidente” para la masacre en referencia a los crímenes indecibles del ejército japonés en Nanking, capital de China en esa época.
Hoy, luego del anuncio la inscripción, el Ministerio de Relaciones Exteriores japonés acusó a la Unesco de ser parcial y de politizar el tema.
Esa acusación es evidentemente una Ave María desesperado del gobierno de Japón nacionalista para mantener credibilidad y evitar la vergüenza, y es contradictoria a todos los hechos convincentes.
La decisión de la Unesco se da luego de un proceso de dos años en el que los expertos estudiaron rigurosamente las nominaciones con una actitud imparcial.
Asimismo, los documentos entregados por China son más convincentes, con entrevistas detalladas con varias víctimas, fragmentos de película de John Magee –un sacerdote estadounidense — y fotografías tomadas por soldados japoneses que muestran sus delitos terribles de asesinato de civiles y violación de mujeres.
Los documentos presentados por China, que se acreditan y corroboran entre ellos también pueden ser respaldados por muchas evidencias y grabaciones previas, como los diarios de John Rabe.
Los derechistas japoneses pueden negar los hechos como quieran, pero ahora el resto del mundo está teniendo un panorama más claro de lo que realmente ocurrió en Nanjing en diciembre de 1937.
Además, la inscripción de la Masacre de Nanjing es más que la refutación de las acusaciones absurdas de algunos nacionalistas japoneses. También se trata de preservar una pieza crucial de la memoria colectiva de la humanidad.
La historia consiste de recuerdos y los recuerdos tienen un poder determinante. El recuerdo de la Masacre de Nanjing no significa que el pueblo chino buscará venganza. Es simplemente porque el recuerdo es demasiado importante para ser perdido.
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