Por: Sergio E. Martínez Rivera*
La visita del primer ministro chino Li Keqiang a Brasil, Chile, Colombia y Perú en mayo de 2015 generó distintas expectativas para especialistas en el estudio de China y de su relación con América Latina y el Caribe (ALC). Por un lado, está la posición optimista que gira alrededor de la idea de que dicha visita augura, en el futuro, un mejor escenario para las relaciones económico-comerciales así como la disponibilidad del gobierno chino para fortalecer sus relaciones diplomáticas y políticas con la región latinoamericana. Por otra parte, se encuentran opiniones más escépticas alrededor de la visita del ministro Li, ya que se considera que el tipo de proyectos e inversiones que pretende financiar China no serán detonantes del desarrollo local y regional de manera integral, dadas las características de las propias obras en materia de infraestructura y construcción, extracción de recursos naturales y materias primas en general. Además de que en el fondo China busca posicionarse cada vez más en términos geopolíticos en una región que históricamente han controlado los Estados Unidos.
China tiene un enorme reto: dentro y fuera de su territorio debe demostrar que su expansión y presencia en el siglo XXI va más allá de la figura de neocolonialista como se le ha querido endilgar. Los discursos políticos de los últimos presidentes chinos y del actual, Xi Jinping, han señalado que China busca la prosperidad y también la de sus vecinos y socios. Por esta razón, esperemos que las opiniones negativas y escépticas acerca de las acciones que China pretende implementar en ALC estén equivocadas y presenciemos el ascenso de un nuevo líder mundial que, en efecto, atenderá y promoverá una mejor relación con los países en vías de desarrollo a comparación del resto de las potencias hegemónicas.
La visita del ministro Li Keqiang debe ser una de varias que deben realizarse por parte del gobierno chino no sólo para impulsar proyectos e inversiones en materia económico-comercial, estas visitas deben considerar un diálogo más profundo sobre la realidad y situación de ALC en materia de pobreza, seguridad, ciencia y tecnología, medio ambiente, etc. Una realidad que vuelve asimétrica a toda la región y que, por ende, se va a reflejar en la relación con China y con todo el mundo más allá de las buenas intenciones diplomáticas. ALC necesita un impulso estructural que trascienda el modelo primario exportador y un modelo de libre mercado con un Estado retraído. Esto es tarea de cada país latinoamericano, no de China.
Esperemos entonces, que la llegada de Li Keqiang abra las puertas para nuevas visitas y que estás vayan trascendiendo positivamente en lo social y lo ambiental. ALC debe hacer un esfuerzo por construir su propia ruta como China, y por ello, mientras mejor sea la relación dicho paso será más rápido. Al tiempo.
*Sergio Martínez es profesor de tiempo completo Asociado “C” de la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Economía de la UNAM y miembro del Centro de Estudios China-México de la misma institución. Editor responsable de los Cuadernos de Trabajo del Cechimex.