Por: Emb. Sergio Ley *
La publicación del Libro Blanco sobre América Latina en el año 2008 marcó un hito en las relaciones de la República Popular China con la región latinoamericana y el Caribe, y tiene su expresión más concreta y reciente en el Plan de Cooperación 2015-2019 aprobado en enero de este año entre China y los miembros del CELAC. Estos importantes documentos plasman los lineamientos y las bases de una era de de fructífera cooperación entre regiones distantes que, sin embargo, las une el vasto Océano Pacífico. Testimonio de esta evolución es el comercio entre las Partes que se ha multiplicado por 22 desde el año 2000 hasta alcanzar la cifra sin precedentes de 274,000 millones de dólares en 2013. La inversión china supera ya los 100 mil millones de dólares.
Visitas del más alto nivel han sido temas recurrentes en la historia reciente de las relaciones entre China y América Latina y el Caribe. Baste recordar que la primera gira intercontinental del Presidente Xi Jinping, después de su toma de posesión en 2012, fue al Caribe, Costa Rica y México, seguida de una visita a América de Sur en 2013. En ambos periplos el Primer Mandatario chino fue portador de destacados mensajes que han consolidado la creciente colaboración entre las Partes hacia un futuro compartido. América Latina y el Caribe, a su vez, han correspondido. Altos funcionarios, empresarios y casi la totalidad de los Jefes de Estado y de Gobierno de la región han visitado China en los últimos dos años y medio
La reciente visita del Premier Li Keqiang a cuatro países de la región -Brasil, Colombia, Perú y Chile-, se enmarca en el ámbito de una intensa cooperación integral y de múltiples facetas que ha planteado el Premier chino en sus mensajes y en sus compromisos asumidos. El llamado del Premier chino a incrementar y mejorar la cooperación en materia de capacidad productiva, así como el anuncio de la creación de un fondo chino por valor de 30,000 millones de dólares para este propósito y para promover la inversión en infraestructura y manufactura de equipos, sin ningún tipo de condicionamiento político, es expresión de entendimiento del carácter complementario que viven ambas economías. En otras palabras, la conjugación de las necesidades y la demanda creciente de infraestructura en América Latina y el Caribe con la fuerte capacidad financiera china y la necesidad de internacionalizar sus empresas.
El Premier Li sintetizó su propuesta de un nuevo modelo de cooperación al que llamó el “Modelo 3×3” con tres elementos que a su vez contienen tres pilares. El primero consiste en la construcción de tres corredores para logística, energía eléctrica y tecnologías de la información de tal manera que se logre una integración regional y, consecuentemente, una conexión más expedita hacia Asia y ciertamente hacia China. El segundo alienta a seguir las reglas del mercado con positiva interacción entre las empresas, la sociedad y el gobierno. Y tercero, para lograr tales propósitos, propone tres canales financieros: fondos ad-hoc, créditos de instituciones y aplicación de prácticas de seguros.
Un ejemplo visionario de este planteamiento es el proyecto ferroviario que conectaría la costa atlántica de Brasil con la rivera del Océano Pacífico del Perú. Un sueño sudamericano largamente acariciado que puede convertirse en realidad con el apoyo financiero y tecnológico de China.
En sus diversas intervenciones el Premier Li ha enviado una señal inequívoca de que el futuro de la relación, más allá de una sólida evolución de los intercambios comerciales y de inversión, pasa por la cooperación china que será un factor determinante en el proceso de industrialización de la región. Es alentador constatar que la dirigencia china está consciente de que reeditar paradigmas del pasado de regiones proveedoras de materias primas y países proveedores de productos manufacturados no es el camino pavimentado para fincar una relación altamente productiva en el futuro. Sin embargo, no todos los países Latinoamericanos y del Caribe serán beneficiados por igual. El traslado de algunas industrias de China a los países de la región será determinado por diversos factores, entre otros, el grado relativo de industrialización actual del país, su apertura comercial, el tamaño de su mercado interno y el nivel de desarrollo de su infraestructura.
El compromiso asumido por China y reiterado con la visita del Premier Li Keqiang, ofrece una oportunidad histórica a la región. En la medida en que la cooperación con China ayude a cerrar las brechas que presenta la región en materia de infraestructura, logística y conectividad, estimulará también el comercio interregional, la gestación de cadenas regionales de valor y dinamizará los procesos de integración económica en operación y los que se puedan gestar en el futuro. Esto le dará verdadero sentido a la promesa del XXI como el “Siglo del Pacífico” con ambas riveras, la oriental y la occidental del extenso océano participando activamente.
*Diplomático, Embajada de México en China de 2001 a 2007.