Por: Amapola Grijalva*
En mayo, Li Keqiang realizó su primera visita oficial como primer ministro de la República Popular China a América Latina, recorriendo Brasil, Colombia, Perú y Chile. Es importante resaltar que, en la visita, los mensajes fueron ampliamente dedicados a los temas de inversión y comercio, ya que estos países representan el 57% del intercambio económico entre China y América Latina.
Resaltan, sin duda, los acuerdos y anuncios de inversiones con Brasil, que se orientan a obras de infraestructura, tales como vías férreas, puertos y manufacturas, así como la compra de 22 aviones para Tianjin Airlines de un total de 60. Entre la señora Rouseff y el señor Li se concretaron 35 acuerdos por un total de 47, 500 millones de dólares.
En 2014, el comercio Brasil-China sumó 79,000 millones de dólares, y desde 2009, China se ha convertido en el primer socio comercial de Brasil. El intercambio bilateral ha crecido 13 veces entre 2001 y 2013. China es el destino de 18% de las exportaciones brasileñas y es el origen de 16% de sus importaciones.
Internamente, los economistas se preguntan si la dependencia con China traerá consecuencias negativas para Brasil; sin embargo, el apoyo que los capitales de la República Popular China pueden traer al crecimiento de la minería, la producción de soya y maíz, la exploración y extracción de petróleo no son un asunto menor.
A partir de una serie de reformas que promovió el ex presidente Lula, los inversionistas de origen chino no pueden comprar tierras en Brasil. Esto ha llevado a empresas como BBCA, por ejemplo, a invertir 500 millones de dólares en una planta para procesar el maíz y obtener ácido cítrico, aceite, proteína de maíz en polvo, etc.; productos que se consumen en el propio país y/o que se reexportan a Japón, Europa y Estados Unidos.
El proyecto estrella anunciado consistirá en la construcción de un tren entre Brasil y Perú para conectar ambos océanos. La inversión estimada ronda los 10,000 millones de dólares y los estudios de factibilidad contarán con financiamiento y tecnología chinas.
Quedará, sin embargo, a cargo de los Gobiernos la decisión soberana sobre el trazo, las evaluaciones del impacto ambiental y las condiciones y parámetros generales para darle viabilidad técnica y económica al proyecto.
Los estudios serán dados a conocer en mayo del próximo año y, por supuesto, toda América Latina estará pendiente del desarrollo de este megaproyecto. Las principales dudas y preocupaciones de los analistas giran en torno a si hay un interés de control territorial por parte de China en América Latina. En mi opinión, el interés primordial de China es asegurar el abasto suficiente de alimentos y materias primas para soportar su propio desarrollo.
Debe, sin embargo, recalcarse que estas inversiones deberán tener también un buen retorno para que sigan fluyendo hacia otros países. Las estimaciones iniciales apuntan a que, con el solo transporte de la soya, esta vía ferroviaria será rentable. Esperemos la confirmación de estos datos que, sin duda, confirmarán la viabilidad de este proyecto emblemático.
- Amapola Grijalva es CEO de World Trade And Investment Group.